Blogia
Luz en la ventana

Una nueva vida.

"Azul" (Cristian Castro)

Ha llegado el momento. Era necesario que la situación acabase de una vez por todas. Ya estoy muy orgullosa de que haya sido R quien haya decidido que debemos dejar de vernos, de llamarnos, dejar de estar anclados el uno al otro. Sobre todo por mí. Yo ahora empiezo unanueva etapa en mi vida; no sabemos lo que puede llegar, pero es un momento de felicidad que me llena y que debo intentar vivir plenamente sin el fantasma del pasado y de mis sentimientos por R. Yo le confesé que deseaba en comienzo de mis clases, porque de esa forma dejaríamos de vernos tan asiduamente, aunque fue él quien me escribió un e-mail en el que me aseguraba que me amaba, pero que nuestra relación debería terminar ya. Lo noté muy bien la tarde del lunes, que estuvimos hablando. En el e-mail parecía estar triste, aunque seguro. Había pasado un mal fin de semana, y eso que aún no sabía ni quería imaginar nada de lo que hubiese podido pasar entre L y yo. En nuestra conversación se mostró feliz, decidido, y nunca lo había visto como entonces. Yo estaba llorando a lágrima viva, por una despedida que me dolía muchísimo. Sentía que algo de mí estaba muriendo, así se sentía él también, pero eran unas lágrimas de tristeza muy extrañas. Quizás era melancolía, por todo lo que habíamos vivido juntos y por todo lo que no podíamos vivir. Me dijo que él quería ser algo más que mi amigo, pero que como no podía ser, era mejor dejar de pensar en el otro como pareja. Y lo acepté. Estuve de acuerdo con él en todo. Esa tarde sentí que algo moría, pensé que no podría levantar cabeza y que no iba a poder superarlo. Pero algo dentro de mí me hizo seguir viviendo, y puesto que comprendía que era lo mejor, decidí sacar fuerzas y vivir. Y eso s lo que he hecho toda la semana.
Aunque mi relación con L no haya salido bien, puesto que nuestros sentimientos eran distintos, he pasado una semana muy buena con él y también con respecto al tema de la separación con R. A él creo que le ha costado un poco más, por lo que me ha dicho. Yo también he estado sin ordenador y no he podido entrar a saludar y a dar señales de vida. Ocurre que en eso quedamos, en desvincularnos, y él no parece muy por la labor. Aún le siento atado a mí, aunque no yo esté ya atada a él. Sólo espero que sea capaz de superar esto y de dejarme poco a poco de lado, pero de verdad, sin promesas que después cuestan cumplir, de verdad. Mi relación con L es ahora sólo un simple amistad, y no por eso voy a volver con R ni voy a hacer que nuestra comunicación sea mucho más fluida. Ha desaparecido de mí el ansia de verlo, de saber de él… puede parecer duro, pero lo siento así. Me preocupa, claro, porque sé que está mal, pero es necesario para los dos el dejar de vernos, y para mí ya no es una prioridad verle. Estoy aprendiendo y me gusta. Me encanta mi nueva situación. Pronto comenzaré una nueva etapa de mi vida: la universidad, nuevos amigos, un nuevo mundo, y eso también hará que deje de ver tanto a R. Espero que con eso él se sienta más seguro y deje de pensar tanto en mí. Yo sólo pienso en él lo indispensable, que es poquito. Sólo un fantasma de amor me persigue, y sé que es verdad: le amo. La vida, sencillamente, se está encargando de hacerme feliz sin él. Y soy muy feliz.

6 comentarios

R -

III Plegaria

Olvido, acógeme
en tus cuencas sin ojos
para que ya no sea.

Tengo las piernas tueras
y el corazón rasgado.

Olvido, déjame penetrarte
como a una amante tierna
para quedarme en ti.
Sin nada ya, sin nadie,
aterrado y perdido
de haber sido futuro.

En ti, sin ti,
-agua de lluvia y humo,
vapor, silencio-
quietud de mí
me quedo; permanezco
fuera y dentro de mí.

Y ando mirando manos,
ojos, cuerpos, almas,
corazones elásticos
donde quepa mi piel,
para encontrarme en ellos
por olvidarte a ti.

Nubes, humos, vapores,
todo efímero;
aire y viento en mi cara
y luz sobre mis ojos.
Escapa, vuela, huye,
aléjame de ti,
donde ya no te llegue
ni mi aliento te alcance.

Olvido, acógeme
donde no la reciba,
donde habitan los sueños
las noches del insomne.

Tómalos como te los doy, como el recuerdo de unos malos momentos, pero ya pasaron.
Besos.
R

R -

Y tres nuevos, de esos días que pasé tan mal:

INSOMNIO

I. Insomnio

Llevo el insomnio
pegado a mi piel,
alfileres rojos
en mi corazón
pespuntan mis sentimientos.
Andan mis músculos
reventando estrías
en clavos agudos
sobre mi soledad.
Camino de piedras
para andar descalzo
con un horizonte
de tormenta gris.

Me vierto y me abro
en cada lamento
y escarbo en la esperanza
por sobrevivir.
Mareos me persiguen
y ansias de humo,
una piedra en mi tripa
me cuenta de ti.

Y el tormento negro
que no me contenta,
ni me deja el alma
el viento de ti.

R -

II Pesadilla

Mareas marinas
de ausencia y distancia;
melancólicas risas,
sonrisas que afluyen;
mástiles azules
sobre el verde mar;

Soledad, ausencia.

Clavos ardientes
en ropas de seda;
puñetazo añil
sobre mi soledad;
vértigo, deseo
de saltar al vacío,
de levitar primero
antes de irme de ti.

Me estalla el sentimiento
sobre mi pecho ausente.

Neones agresivos
persiguiendo sueños;
coleópteros negros
en mi intimidad;
mariposas expuestas
en alfileres rojos;
una senda de piedras
para ningún final.

Entorno los párpados
y fusilan mis pupilas
destellos de recuerdos
que atesoro de ti.

R -

Un poema que ya conoces:

A veces me parece
que estamos sobre el viento,
que la lluvia me lleva
y mi piel no te siente;
a veces me parece
que el agua se me escurre
diáfana entre las manos
y te lleva consigo.

A veces se me escapan
despacio los suspiros,
y el dulce silencio
hasta se me hace amargo.

A veces, de no verte,
pierdo todo el sentido.

R -

Me voy desvinculando de ti poco a poco; nunca lo haré del todo, estoy seguro, y también sé (ahora que tú me lo has dicho explícitamente, con más motivo), que siempre estaré en ti. Eso me reconforta. No quiero perderte porque eres la persona más maravillosa que he encontrado en mi vida y no estoy dispuesto a renunciar a tu amistad.

Te lo dije entonces y te lo repito aquí y ahora: estoy haciendo fuerza para dejar de amarte, para dejar de sentir dentro de mí todo lo que he sentido y aún siento; espero conseguirlo porque si no, el futuro será muy negro. Pero no estoy dispuesto, en ningún caso, a perderte como persona, como amiga, y me reconforta saber que tú estás a mi lado en este viaje.

Amiga, algún día uno y otro llegaremos a nuestra Ítaca personal, y entonces será el momento de hacer balance y ver lo que perdimos y lo que ganamos por el camino; espero poder compartir contigo ese día también, y estoy seguro de que en ese recuento nuestras risas broten como brotan ahora cuando nos encontramos.

Un beso, cielo; un beso que lleva dentro todo mi sentimiento.
R.

R -

He dejado pasar el tiempo; no quería precipitarme ni contestar este mensaje con mi alma envuelta en dudas y dolor. No hubiera sido justo, y mi sinceridad habría sido un cuchillo que nos habría herido a los dos.

Ahora, con más calma, con más tranquilidad, después de haber hablado contigo y de haber aclarado tantas dudas como tenía, creo que puedo darte mi opinión. Te rogaría que la aceptaras como lo que es, una muestra más de lo mucho que te quiero, y de lo que te voy a seguir queriendo siempre.

Me dolió escribirte ese mensaje, cuando lo hice tenía muy claro, igual que ahora mismo, que yo sólo soy una rémora para ti en el momento actual de tu vida; no sé lo que traerá el futuro, a veces me apetece soñar futuros posibles e imposibles, pero, por ahora, son sólo eso: sueños.

Los dos nos hemos sentido morir juntos, M. Ambos nos hemos preguntado con doble sentido “¿por qué morir?”, y ambos hemos encontrado respuestas muy parecidas. Los dos estamos convencidos de lo que queremos (tú más que yo, es cierto, yo aún dudo y creo que dudaré durante mucho tiempo todavía), y eso nos refuerza en el camino escogido.

Esa semana la pasé fatal; no saber de ti, estar tan aislado de ti que has sido mi centro estos últimos meses me descolocaba por completo. No quería sino saber cómo andabas, qué tal te sentías, si te encontrabas igual de sola que yo. (sigue)