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Luz en la ventana

Prosa poética.

Sueño

"Incomplete" Backstreet Boys

Es un instante, apenas varios segundos. Es el tiempo que necesito para que la distancia no exista y sentirme junto a ti.
Es el momento justo antes de dormirme. Me pesa todo el cansancio del día, toda la monotonía del día, todo lo que he pensado en el día. Es entonces cuando cierro los ojos, y te pienso, te recuerdo, te evoco.
Estás desnudo, a mi lado y de lado, mirándome. Tu boca dibuja esa sonrisa tuya que nunca muestra tus dientes, y tus ojos se cierran de vez en cuando para abrirse de nuevo agudizando la sonrisa. Ahora tus ojos parecen más verdes que nunca, más melancólicos, y yo me estremezco pensando que están llenos de amor y de esperanza. Eso me hace devolverte la sonrisa, y sin dejar de mirarte, seguir sonriendo hasta casi la carcajada. Tú, que de puro amor quieres reír hasta cansarte, emites ese sonido tan tuyo de cuando algo te hace gracia, o cuando estás a punto de reírte de verdad.
Congelo el momento, y congelo tu cara, tu sonrisa, tus ojos verdes, tus arruguitas, y detengo el mundo para dormirme así, con tu recuerdo en mi mente y queriendo soñar contigo toda la noche, y seguir disfrutando de ti de forma más viva que en el recuerdo.
Otras noches, si no estoy cansada ni melancólica, me gusta sentir tu abrazo en mi espalda, tus manos en mi cintura, y me da por recordar todos los momentos que hemos vivido juntos y que hemos estado en situaciones parecidas, y también todos los momentos semejantes que nos quedan por vivir juntos.
Así, sintiéndome abrazada, necesitaría tocarte, aunque fuese simplemente el lóbulo de la oreja izquierda, para saber que estás de verdad a mi lado, y sentir que eres mío, que nunca te irás, y que ese momento permanecerá siempre en mí.
Necesitaría seguir abrazada toda la noche, con la cabeza en tu pecho, navegándolo, y sentirme protegida allí. Necesitaría que me hicieses el amor con el alma, con tus sentimientos, y con tus abrazos.
Pero estoy soñando despierta. Porque tú no estás en mi cama, sólo en mi mente, y tus brazos no son más que mis sábanas, y tu sonrisa no es más que el reflejo de la luz que entra por mi ventana. Y mis ojos, abiertos al verde de los tuyos, están cerrados, viviendo ese sueño.
Es en ese instante cuando se me encoge el corazón, y de nuevo vuelvo a sentirme melancólica. Y siento que te amo, que te necesito en mi vida, y que necesito tu abrazo para sentirme viva. Y es ese amor, ese sentimiento tan grande que nunca nadie me dio, el que me hace sonreír, ser optimista, y pensar que aún nos quedan muchos abrazos por darnos, y que siempre, aunque estemos lejos y no nos vemos en semanas, tu alma, tus sentimientos y tu amor, harán que viva constantemente en un orgasmo de felicidad.

LA SOLEDAD Y LA AMISTAD

(En silencio)

La soledad y la amistad son mis únicas amantes. El amor de un hombre no es necesario, ella me acompañan y me dan el placer que ningún otro cariño me puede ofrecer. Me he resignado a no ser querida, a vivir sólo siendo una amiga. Un sentimiento equívoco embarga a todos a mi alrededor, se confunden en su interior y no logran despertar mi amor. Negando, siempre con un no, contesto a aquellos que demuestran que tienen mi nombre escrito en su corazón. Hileras de almas cuya tristeza despiertan mis labios sinceros. Y mi pensamiento no entiende dónde se encuentra mi amor verdadero. Busco unos labios como aquellos, una mirada intensa, un alma a la que domar. Sin hallar mi destino, despertando temblores que no son míos, camino por un sendero sin destino. No soy capaz de amar como amé; recibo un cariño que no quiero. Continúo esperando, y mientras espero, la soledad y la amistad son mi abrigo. Es lo que queda cuando todo se va: soledad por no tenerlo, amistad porque no puede ser nada más.

LEJOS

(En silencio)

Lejos de ti me encuentro. Ha acabado el momento de tus besos y tu cuerpo. Sólo retumban en mis oídos, en mis adentros, el eco susurrante de cada uno de tus versos. Nunca más tu risa será el jardín de mis deseos, ni tus palabras, nunca más, las olas en las que me mezo. Después de la tormenta es el tiempo del descanso y del silencio. La reflexión de lo vivido y el sentimiento, forman parte del mundo que llevamos dentro. Cada uno de nosotros, deja una puerta abierta hacia un futuro incierto. Una vez vislumbrado el universo, contigo me quedo. Pero será entonces, una vez ocurra el encuentro, cuando seamos conscientes del vacío de nuestros cuerpos. Mi corazón te lleva consigo, con cada latir te hace prisionero; demuestra de esa forma el amor y el aprecio. Con cada latir, también, está viviendo, y transmite a tu alma la felicidad que llevo dentro. Cada pliego de mi piel te llama, pero no te necesita: en el renacer inmerso, recuerda vagamente tu presencia, y sonrío, mientras tú esperas feliz desde muy lejos.