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Luz en la ventana

"Mar adentro"

(En silencio)

MAR ADENTRÓ

Mar adentro,
mar adentro.

Y en la ingravidez del fondo
donde se cumplen los sueños
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.

Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo,
es como penetrar al centro del universo.

El abrazo más pueril
y el más puro de los besos
hasta vernos reducidos
en un único deseo.

Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras
'más adentro', 'más adentro'
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.

Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto,
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.

Ramón Sampedro.

1 comentario

R -

Siempre he pensado que el mar es la metáfora ideal del amor: como él es profundo, desconocido, lleno de vida y de muerte a la vez; como él es bello y peligroso, seductor y misterioso.
Amar es embarcarse en un viaje del que se sabe el puerto de salida y se ignora el rumbo y el destino.
Amar es gobernar los sentimientos propios y navegar en los ajenos, a veces con dolor, a veces con dicha.
Amar es mirar a las estrellas e interpretar el futuro en los pequeños hechos cotidianos (el vuelo de una gaviota, la proximidad de un arrecife, la dirección del viento).
Amar, en última instancia, es lanzarse al mar, mar adentro, y confiar en tí mismo para alcanzar tu ansiado puerto.
Soy de tierra adentro; recuerdo la impresión que me causó el mar cuando lo vi por primera vez: tenía 10 años, en Valencia, lo había entrevisto desde el coche, pero cuando me acerqué a tocarlo, el reflujo de sus olas me habló del amor; su aroma a sal del sabor de cuerpos aún no sabidos.
Tuve recuerdos entonces que he vivido mucho tiempo después.
Algunos recién los empiezo.
¡quisiera ser una gota en el mar de tus sueños!
Un beso
R