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Luz en la ventana

Literatura

Mi perdida vena literaria

"Bridge over troubled waters" (Simon & Garfunkel)

No dispongo del tiempo que quisiera para actualizar esto todos los días. Aún estoy de vacaciones, pero mi tiempo se pasa volando, incomprensiblemente, entre mil y una cosa (mil cosas y el amor, como diría R). De verdad, me gustaría sacar un hueco y poder poner algo nuevo cada día, pero no puede ser por ahora. Así que imagino que mucho menos será cuando empiece las clases en la Universidad. Me da mucha rabia, porque ya me han felicitado por el blog, y pretendo seguir gustando.
Llevo un tiempo algo deprimida con respecto a mi faceta literaria (conocida también como mi vena literaria, que no acabo de encontrármela, si alguien lo hace, por favor, díganle que la espero ansiosa). Hace tiempo que no escribo nada; ni la novela de la historia de R y yo, ni ninguna otra cosa. No tengo ningún argumento que me atraiga, y tampoco me siento capaz de encontrar a mi alcance todo lo necesario para hacer una novela de al menos cincuenta folio, esto es: información sobre los temas a tratar, o detalles puntuales; paciencia para ponerme a escribir; capacidad de concentración, y lo que es más importante, sentimiento de atracción hacia lo que estoy escribiendo. Uff. Tengo por ahí un relato perdido que estaba quedando muy bien, pero creo que habría que imprimirlo y repasarlo, para quitar cosas y añadir otras. Lo que ocurre es que sería un relato muy extraño, cuyo final no tengo decidido y que no creo que todo el mundo sea capaz de entender.
Todo esto que estoy pensando ahora viene dado por culpa de Neuman, el autor de “Bariloche”, la novela que dije que estaba leyendo y que ya he terminado. Él sí que sabe escribir. Tiene el mejor vocabulario que yo haya visto nunca, y es capaz de contar algo maravilloso con el argumento de la monótona vida del protagonista. A veces también pienso en Isabel Allende (“La casa de los espíritus”, “Hija de la fortuna”, “Retrato en sepia”, etc.), ella hace unas novelas super largas, en las que cuenta vida y milagros de todos y cada uno de sus protagonistas. De esta forma, sin resultar aburrida y con una gran capacidad para dar información sobre hechos y datos de hace más de un siglo, es capaz de armar unas novelas espectaculares, que me gustan mucho, pero que no espero llegar a escribir nunca.
Tal y como me siento, sinceramente, no pienso que sea un proyecto de escritora. Me siento ya como una escritora, porque al fin y al cabo, todos los escritores están frustrados, ¿no? Y mi frustración es enorme. También dicen que todos somos borrachos, aunque esto en mi caso es a medias. Dice R que esto es una mala racha, pero es que llevo ya dos o tres años de mala racha, y si pienso en no escribir, en dejar de hacerlo, no puedo, porque creo que ya me he acostumbrado a que eso forme parte de mi vida. Algo así como hacer pis, o ir al baño, o comer… necesito hacerlo, y si no puedo, pues me siento mal e incómoda, y empieza mi enfermedad.
Ni se me ocurre presentarme a ningún certamen literario. Tampoco hay ninguno que me interese, y lo que es peor, ¡¡¡no tengo nada original que presentar!!! Todo lo que tengo escrito ya lo he presentado a concursos, sin éxito (exceptuando aquel que gané y sobre el que no daré datos), y para presentar algo debo tener terminado un relato, una novela, o una mierda. Pero no voy a terminar ninguna de esas cosas. Y seguro que en clase, este año, escriben todos. Uff. Decía Juan José Millás (“El desorden de tu nombre”, “La soledad era esto”, No mires debajo de la cama”, etc.) en “Dos mujeres en Praga”, que no hay nada peor para un escritor que le pregunten qué está escribiendo ahora cuando resulta que ahora no está escribiendo nada. Pues eso me pasa a mí, pero multiplicado por dos, que son los años que llevo sin terminar nada, sin proyectos y sin ilusiones. Jamás podré dedicarme a la literatura, y mira que me frustra… lo juro, necesito dedicarme a ella, no hay otra cosa que me interese más. Lo que ocurre es que para dedicarme debo escribir, y escribir es algo que yo no he nacido para hacer.